Ultima parte de una extensa entrevista realizada a principios de 2011 para el blog Che Cosa Sono le Nuvole.
LL: Otra editorial que está recopilando trabajos tuyos en Italia es 001 Edizioni, para la cual escribiste un prólogo a la edición de Parque Chas. Hasta ahora sólo editan trabajos que hiciste con Eduardo Risso. ¿Por qué?
CT: Porque el editor de 001 tiene buena relación con Risso, no conmigo. El prólogo de Parque Chas lo hice para un libro argentino de esa historieta y 001 se ve que lo ha republicado, por lo que dices.
LL: En la editorial Allagalla, mientras tanto, están recopilando trabajos que hiciste con Enrique Breccia (las historias cortas y El Peregrino de las Estrellas) y Custer, en muy buenas ediciones.
CT: Allagalla me parece un buen editor, gente seria y clara, que está preparando algunas cosas nuevas.
Entre ellas las historias horror que hicimos con Risso, juntas en un solo volumen, como hiciera Albin Michel en Francia. Tienes razón, el trabajo que hicieron con esas historias breves, de las que no se conservan los originales, fue estupendo, de un gran nivel profesional.
LL: Volviendo a tus trabajos recientes, quería preguntarte sobre El Síndrome Guastavino (o L’Heritage du Colonel), un comic muy crudo, dibujado por Lucas Varela. ¿El personaje de Elvio Guastavino está basado en alguien real, o en testimonios reales?
CT: No, no quise hacer una historia “real” pero sí realista. Traté de responder a la pregunta ¿cómo le queda la cabeza al hijo de un torturador? Fue pura fantasía. La única inspiración fue la historia monstruosa que se vivió en mi país entre 1976 y 1983.
LL: Tengo entendido que para la versión de Delcourt se hizo un remontaje de las viñetas, distinto al que se vio cuando se serializó en la Fierro argentina, ¿puede ser? Si es así, no se nota para nada. ¿Y por qué se les ocurrió cambiar de formato de una edición a otra?
CT: Lucas Varela es un gran diseñador gráfico e infografista muchas veces premiado. Eso de remontar las 64 páginas para convertirlas en 80 era un trabajo que solo él podía hacer con tanta calidad. No, no teníamos en mente el formato doble. En la Argentina, Random House publicó también el formato Delcourt. Y Coniglio, claro.
LL: La publicación de Guastavino en Argentina generó bastante polémica, porque se mete con un tema todavía delicado, sensible, doloroso... ¿Cómo fue esa experiencia?
CT: Con Lucas decidimos hacerla, hubiera o no editor. Cada tanto él me pedía que tuviera un poco de piedad con el personaje, atormentado por las cosas horribles que le hacía dibujar. Todos los meses le hacíamos ver más páginas al editor de la revista Fierro de Buenos Aires, Juan Sasturain. Él estaba espantado, al principio. Llegó a decir que no se podía publicar en su revista ni en ninguna otra. Lautaro Ortiz, el jefe de redacción de Fierro nos confesó que una noche no pudo dormir después de leerla. En la Argentina estas cosas todavía duelen mucho. Finalmente se animaron a darla a conocer de a 8 páginas mensuales en su revista. Y fue un gran éxito. Allí empezó la carrera de esta historieta desagradable pero, espero, claramente construída.
LL: En los números 10 y 17 de la revista Animals encontramos dos historietas cortas tuyas, de temática autobiográfica, ambientadas en la época de la dictadura militar en Argentina. ¿Las hiciste por encargo, o son parte de un proyecto más ambicioso?
CT: Las dos historias son autobiográficas. No tengo muchas más, me parece. Una, tal vez, sobre un querido amigo al que mataron los militares y que me pareció ver por la calle en Barcelona en 1980. No era él, claro, solo era mi incosciente expresión de deseos. Todavía no pude atrapar el tono para contar esa cosa tan pequeña. Si me viene a la cabeza alguna otro recuerdo contable de esos años de plomo, la escribiré. Pero no hay ningún proyecto. Con la que sí trataría de organizar una serie es con otra breve historia publicada también en Animals, Pizza China, que cuenta sobre una chica en una moto que reparte pizzas por la ciudad. Es una idea que tiene muchas posibilidades.
LL: Pregunta obligatoria: ¿en qué estás trabajando en este momento?
CT: Tengo siempre mis entregas semanales: Clara de Noche y las historietas del semanario Genios. También mensuales: las del mensuario Jardín. Acabo de terminar, para la revista Fierro, una historia de 80 páginas, Sasha Despierta, que va a publicar la Aurea en Italia. Y Eduardo Risso está dibujando el último episodio de Bolita, también hecha para Fierro. Con Dal Pra’ como co-guionista y Mandrafina como dibujante acaba de publicarse en Francia, por Delcourt, La Guerre des Magiciens, que creo que también van a publicar la Aurea y la Fierro. Con Dal Pra’ estamos terminando el guión del segundo tomo de la historia y tenemos que hacer, luego, un tercero.
Con Pablo Túnica, con quien ya hicimos Jusepe en Amerique para Gallimard, tenemos que entregar a fines de mayo el primer volumen de La Française, una historia con las putas francesas en Buenos Aires en los años ´20. De este relato están previstos dos tomos de 54 páginas y también los publicará Delcourt. En 1925 llegó a Buenos Aires un gran periodista francés, Albert Londres, y publicó sus notas sobre el tema en un diario de París. Estas crónicas – que son una lectura excepcional – dan lugar a este cuento inventado, en el que trabaja el mismo Londres como cronista de un libro que jamás llegó a entregar a su editor (por razones ficticias que se explican en la trama). Y para que entiendan un poco más el tema: Buenos Aires en los años ´20 tenía 5 hombres por cada mujer. La prostitución era una institución floreciente y había putas de dos tipos, las baratas, que eran las polacas que cobraban dos pesos por cada servicio. Y las francesas, que costaban veinte pesos, por lo menos, y con las que iban solamente los ricos y los poderosos. En esa época, todo lo francés era muy admirado en la Argentina… incluso sus prostitutas.
LL: Y además de esto, ¿algún proyecto a futuro?
CT: Con Roberto Dal Pra’ estamos comenzando una historia que se titulará Farfalle Colorate (Mariposas de colores), que dibujará Torti y que publicará la
Aurea. También con Dal Pra’ y dibujada por Domingues estamos avanzando lentamente en Historia de Marian Robinson, un relato en el Londres de los tiempos de Dickens al que se suma un ingrediente mágico.
Preparo con Pablo Túnica para el 2012, cuando él termine de dibujar La Française, una historia sobre ese sueño que conté hace varias preguntas, el de la película de Truffaut que nadie conoce.
Con Lucas Varela, cuando regrese de su beca en Angouleme, a la que está a punto de viajar, tenemos un par de proyectos: Los Lindos, una ciencia ficción con ricos y pobres y una idea que nos ronda: contar breves episodios de Rodriguez, coprotagonista de Sasha Despierta, el detective chino en Buenos Aires. Con él ya hicimos El Cuerno Escarlata y El Síndrome Guastavino y tal vez nos metamos, pronto, en algo muy fantástico que está dándome vueltas.
También estoy comenzando un trabajo con un dibujante mexicano, Ricardo Peláez, que cuenta la historia de un exiliado argentino en el Distrito Federal de México, un violento relato de reencuentros y muerte en épocas de atroces dictaduras en buena parte (no en México) de los países de habla española de America.
LL: En una entrevista para un medio español comentaste algo acerca de una historia que gira en torno del cadáver de Eva Perón. Suena extraño. ¿Qué es eso?
CT: Esto está detenido por unos meses porque Eduardo Risso tiene demasiado trabajo. Con él estamos terminando Bolita, como ya te dije, y luego lo espera un contrato con su editor estadounidense. De El Cuerpo hay ya varias páginas dibujadas y editores franceses que la esperan, pero la retomaremos seguramente en 2012. Es una historia de amor alrededor de lo que verdaderamente ocurrió con el cuerpo embalsamado de Evita, que fue escondido por la dictadura que derrocó a Perón en 1955, violado por un coronel enfermizamente enamorado, enterrado en secreto y con otro nombre en Italia, y finalmente mutilado antes de reaparecer cuando Perón estaba por regresar triunfalmente a la Argentina en 1972, después de casi 20 años de intensa inestabilidad política y levantamientos populares.
LL: ¿Cómo ves el panorama actual de los autores argentinos? ¿Qué nombres de los que están surgiendo te parecen los más notables?
CT: Hay muchos autores nuevos. No tan nuevo es el muy talentoso Pablo de Santis, que escribe, además, muy buena literatura. Creo que está apareciendo en iComics El Hipnotizador, con dibujos de Juan Saenz Valiente, una serie de capítulos autoconclusivos que redondean una gran historia y que ya publicó Fierro en Buenos Aires, Casterman en Francia y algunos más. De Santis es un autor que se prodiga poco en la historieta pero las historias que construye son siempre memorables. También está Diego Agrimbau, que escribe muy bien y ya ha publicado en varios países europeos (La Burbuja de Bertold, por ejemplo) y también en Fierro (Cieloalto). No los conozco a todos, pero otros a los que hay que prestarles atención son Federico Reggiani, Laura Vazquez y Rodolfo Santullo. También hay una nueva generación de dibujantes muy interesantes: Varela y Túnica, que ya los nombré, Juan Sáenz Valiente, Gabriel Ippoliti, Juan Bobillo (todos ya conocidos en algunos países europeos), y otros como Alejandra Lunik, Gato Fernandez, Leonardo Pietro. Dante Ginevra, Poly Bernatene, etc, que van ocupando su lugar en el universo del comic.
LL: ¿Y el mercado de la historieta, cómo está? ¿Se venden historietas, hay revistas donde publicar?
CT: Se publican bastantes historietas, sobre todo en libro. Hay editores de comics, unos cuantos, algunos ya muy instalados en el mercado, y editores de libros en general que han comenzado a publicar cómics. Existe una revista mensual, Fierro, que alberga buenas muestras de la gente que te nombré más arriba. Después de la crisis casi terminal de diciembre de 2001, el país se ha recuperado y con esto también la industria editorial, que estaba muy golpeada. La lectura ha dejado de ser masiva, como en los tiempos de Misterix, de Hora Cero, de editorial Columba, pero los autores y los lectores resisten bastante bien. Creo que esta es una época modesta pero de muy rica en creatividad.
LL: ¿Cuál es hoy tu mercado de referencia? ¿Escribís pensando en Francia, en Argentina, en Italia...?
CT: Uno, a lo sumo, tiene pautas de publicación y necesidades editoriales en la cabeza. Los editores plantean temas de una manera muy vaga y general y formatos de una manera rígida e inconmovible. Hay que saber moverse en los corrales donde meten a sus autores sin resignar ideas porque la forma no te gusta. Por suerte, los formatos ya son casi universales. El formato de album de 46 páginas ya no es solamente francés y ahora hay mucha elasticidad en cuanto a dimensiones del libro y en cantidad de pliegos que contiene. En este período, ¡por fin!, puedo proponer temas argentinos en el resto del mundo (Sarna, Guastavino, Sasha, La française, El Cuerpo, Bolita, Indio Vidal – nombre tentativo de la historieta con el dibujante mexicano Ricardo Peláez, etc.)
Me sigo sintiendo muy cómodo en los relatos de fantasía o históricos que ocurren en otras geografías (La Guerre des Magiciens, Farfalle Colorate, Marian Robinson) pero para mí es una buena cosa poder abordar temas que tengo aquí cerca, en mi país o en mi continente, al alcance de la mano.
LL: Contame algo más sobre tu relación con Roberto Dal Pra’. ¿Cómo es trabajar con él en equipo?
CT: Roberto es un gran compañero de trabajo, nos entendemos muy bien, podemos sintonizar nuestras ideas para tocar la misma canción. Me parece que el resultado produce el nacimiento de una tercera persona, juntos somos otro. Incluso fantaseábamos hace un tiempo con buscarnos un seudónimo, como Ellery Queen, que era el nombre que usaban dos escritores trabajando juntos. O como Bustos Domecq, de Borges y Bioy Casares, que dio origen a unos relatos policiales que poco tenían que ver con estos dos grandes autores por separado. Pero nos quedamos con los dos nombres, como los creadores de Fantomas (Alain y Souvestre), o Boileau- Narcejac, los autores de Las diabólicas. Roberto tiene un rol determinante en iComics, es cierto. Y hace lo que yo hacía cuando publicaba en Puertitas las historias maravillosas de Anastasia Brown: elige cosas que le gustan. Y como autores no formaríamos tandem si a uno no le gustara mucho lo que hace el otro.
LL: Hace poco Robin Wood escribió unos episodios de Dylan Dog, para Sergio Bonelli Editore. ¿Te ves vos colaborando en esa editorial?
CT: Recibí hace años una propuesta de Sergio Bonelli para escribir un Tex que es un personaje que me llena de perplejidad. Complejo, con una historia demasiado larga a sus espaldas, escrito, seguramente por autores que lo han leído desde pequeños. Me sentía demasiado lejano para aceptar semejante desafío y dije que no a la propuesta. Por ahora no me parece que vaya a escribir nada para la Sergio Bonelli Editore.
LL: En cualquier momento –dicen- la Aurea va a publicar material tuyo inédito, realizado especialmente para Lanciostory y Skorpio. ¿Nos podés adelantar de qué se trata?
CT: Te decía antes que está en marcha un proyecto que estamos escribiendo en principio para Aurea con Dal Pra’ y que dibujará Torti, Farfalle colorate. Por ahora es solamente esa historia.
LL: Con todo lo que estás escribiendo, supongo que ves como muy lejana la posibilidad de jubilarte, o retirarte de la profesión, no?
CT: Editores y autores viven momentos de crecimiento y ocasos. Como en la Argentina, en Italia ha habido grandes editores que vendían revistas como si fuera pan y han terminado desapareciendo de los kioscos. Y autores a los que un día se les acabó la cuerda y dejaron de escribir por propia decisión o por indiferencia de los lectores. Es mi intención seguir escribiendo mientras pueda hacerlo pero la tuya es una pregunta a la que no se le puede dar, como me gustaría, una respuesta afirmativa cien por cien. Nadie sabe si en este momento no hay una maceta cayendo sobre su cabeza desde un quinto piso…
El final de la entrevista es trágico, premonitorio, y dan ganas de ponerse a llorar de nuevo como un bebé abandonado por su mamita.
ResponderEliminarTremendo el final de la entrevista.
ResponderEliminarEsas historietas autobiograficas que menciona el maestro en la entrevista, se pueden leer en algun lugar virtual o impreso?
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