Aunque fue un autor que nunca tuvo demasiados pruritos a la hora de meterse con temas escabrosos, en los últimos años Trillo viró hacia un estilo mucho más descarnado, frío y cruel que de costumbre. Sería interesante hacer un ranking de la "mala leche" (diría Accorsi) made in Trillo. Creo que rankearía muy alto Video Noir (Video Inferno en España), realizada en conjunto junto a Eduardo Risso. La historia está protagonizada por una especie de Xuxa diabólica con pata de cabra que tortura niños a latigazos. Y los niños lo disfrutan con un deleite claramente sexual. Y piden más.
Recuerdo también el crudelísimo final de los huerfanitos de "Chocolate con Fritas" o la incómoda rascadura constante de Sarna, ese policía que le vende droga a una amante adolescente, a cuyos padres él mismo se encargó de matar. Había un claro gusto por bajar la moralidad de los personajes hasta las alturas más ínfimas, incluso si hacía tambalear la verosimilitud. Si Griselda Gambaro en algún momento hizo "El teatro de la crueldad", el Trillo de los últimos años se lleva el honor de ser pionero y fundador de la "Historieta de la crueldad".
Pero si hay una obra que se lleva el primer puesto del ranking, es sin dudas el Señor Guastavino (padre e hijo). El Síndrome Guastavino es uno de los mejores libros tardíos de Trillo, seleccionado en Angouleme y con una ferviente y muy selecta legión de fans en el viejo continente. Trillo siempre supo que sus personajes amorales tenían buena prensa entre las editoriales parisinas. Y le sacaba provecho. Cuando alguien le insinuaba que debía estar medio loco para escribir semejantes cosas, su única defensa era: "y bueno, mejor que todo eso esté afuera y no adentro."
En algún momento, antes de que El Síndrome tuviera editor, Carlos me escribió esto, que copio y pego:
"En Fierro les parece muy fuerte el Síndrome Guastavino, aquella historia que tenemos muy avanzada con Varela; espero publicarla alguna vez con un cartel que diga LA HISTORIETA QUE FIERRO NO SE ANIMÓ A PUBLICAR, pero hay que terminarla primero y Varela va lento porque está lleno de trabajos muy bien pagos. En fin, siempre sopa."
Afortunadamente el "Síndrome Guastavino" terminó saliendo en Fierro, y luego fue compilado en Random House. Y también en Francia, por editorial Delcourt, en una edición donde pasó a tener tres calles por página, en vez de cuatro. Recuerdo la primera vez que Carlos me contó por teléfono sobre el proyecto me dijo algo tipo "Lucas me pide piedad ¡Piedad con Guastavino! Pero no, no se la merece". Pobre Guastavino.
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