Carlos y yo habíamos sido invitados a una convención de historietas fuera del país.
Entre otros eventos, nos tocó asistir bien temprano a la mañana a la lectura de una profundísima tesis acerca de la locura de Batman. Duró como tres horas.
Si bien estábamos sentados en los asientos del fondo, el lugar estaba muy ilumniado y no habría quedado bien dormirse. Para mantenernos despiertos, se me ocurrió empezar a molestar a Carlos (mi deporte favorito) obligándolo a turnarse conmigo dibujando en mi bloc.
Salieron unos cuantos Ta-Te-Ti, algunos Ahorcados... y unas historietas. Una suerte de cadáver exquisito de pavadas. Pero Carlos dibujó.
Miren la columna del medio: el dibujo es de Trillo.
No muchos deben conservar un dibujo de Trillo...
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