Segunda parte de una extensa entrevista realizada para Tebeósfera en Septiembre de 2007.
-A finales de la década del ´80 comienzas tus extensas colaboraciones tanto con Eduardo Risso como con Carlos Meglia en obras como Borderline o Irish Coffee, autores que hasta ese momento no habían desarrollado toda su capacidad creativa, nada que ver con el reconocimiento que la historieta mundial les brinda hoy en día. ¿Te sientes participe de su éxito, en el sentido de haber sabido sacar el máximo jugo de sus cualidades innatas como historietistas? ¿Hasta qué punto pliegas el guión a la capacidad y estilo de uno u otro dibujante?
-Los dibujantes necesitan ser comprendidos por quien escribe los guiones. Uno no puede forzar a un artista a dibujar el medioevo si lo que ama es la serie negra. Hay que pactar, conversar, ver en qué lugar los bichos que él tiene en la cabeza se pueden juntar con los que tiene uno. Risso y Meglia son observadores del mundo desde prismas distintos, pero saben poner en el papel lo que han visto, aún en las historias fantásticas. Risso ahora está atareadísimo con su 100 Balas, pero ya volveremos a hacer algo. A fines de los ´90 y comienzos del nuevo siglo hicimos unos cuantos álbumes, Los Misterios de Luna Roja, una saga para niños que salió en Argentina en la revista semanal Genios (del grupo Clarín) y que se publicó en España. Con Meglia estamos llevando adelante para su edición en Francia una nueva serie que se llama Red Song y que estuvo a punto de ser producida por la Disney Italia. Nos gusta mucho volver a reunirnos para hablar de personajes, climas, historias.
-Respecto a tu laburo con Risso, el mismo ha tocado prácticamente todos los géneros clásicos de la historieta habidos y por haber (la ciencia ficción cyberpunk con Borderline; el relato de aventuras con Fulú; el histórico con Simón; el policiaco con Chicanos; el de terror con Boy Vampiro y Horror Revisitado; el infantil- juvenil con Los Misterios de Luna Roja, etc., etc., por señalar las más significativas), pero siempre encontrando, una vuelta de tuerca, un planteamiento renovador dentro de vuestras obras que responde en buena medida a una suma de elementos eclécticos. En tu caso personal, con más de tres décadas de profesión a tus espaldas, ¿cuál es la motivación previa? ¿El reto por superar tus propios límites como narrador o más bien el deseo pragmático por adaptarte al rigor de un mercado tan cambiante como es el de la historieta?-Es cierto que el mercado cambia, pero cambia con los cambios del mundo y los cambios en nuestras percepciones. Yo trato de que las ideas no se repitan, en lo posible. Hay que leer mucho, estar atento a las noticias, a los descubrimientos, a las perspectivas y las ideas van fluyendo, vaya uno a saber por qué química combinación. Con Eduardo nos gustaba probarnos en distintos géneros para forzarlos un poco con algunas modificaciones a las narraciones clásicas.
-En Borderline, por ejemplo, plasmas una visión post-apocalíptica marcada por un fuerte componente deshumanizador: un mundo dominado por la “ilusión” de las masas, por un clasismo imperante y restrictivo de las capas sociales; sin embargo, lo que más nos llama la atención, es la metáfora orweliana tejida en torno a Lisa, sorda y muda, perfecta arma de combate. ¿Hasta que punto esta interacción lenguaje- poder e individualidad se constituye como un reflejo de nuestras sociedades pasadas, presentes y futuras?
-Se hace ciencia ficción a partir del presente, que es lo que un autor tiene a mano. Cuando uno se pregunta hacia dónde marcha su país, el mundo, la vida de los hombres, traza itinerarios siempre a partir de los datos que posee. No es extraño que el lector encuentre cosas del hoy en estos mañanas. Una chica muda y sorda, que vive en un mundo interior y sale a matar como si fuera de picnic fue un personaje bellísimo para trabajar. Los grafittis, la muñeca que le hablaba en su mundo de fantasía, le permitían conectarse con unas pocas cosas. El final, en el que todo parece renacer para sospechar, en las últimas viñetas que la primavera durará poco, que todo volverá a agrisarse hasta retomar el negro inicial, responde simplemente a la observación de que las sociedades que son oprimidas y luego liberadas, tienen por un tiempo esperanzas de un futuro mejor pero finalmente vuelven a ser oprimidas, etc.
-A este respecto, nos parece significativo el episodio “Las manos de Dios”, donde reflexionas sobre el papel de la historieta en el que contrapones un uso clandestino, “independiente”, de la Historieta, frente a un uso industrializado por parte del estado. A tu modo de ver y en líneas generales, ¿cuál crees que es la posición real de la historieta como medio: arte de pleno derecho o producto de consumo? ¿Está el cómic preparado para afrontar el siglo XXI con garantías o estamos, ante la pérdida constante de lectores, avocados a una paulatina desaparición?
-La historieta y, más en general, la narración, la ficción, y el lugar que ocupa en el mundo, siempre es un tema que me interesa. Me gustó esa extraña vuelta de dibujos que eran leídos por los dibujos de la historia. En la edición de los libros se eliminaron algunos episodios que, en gran parte, fueron dibujados por otros artistas para diferenciarlos del relato central, y en ellos se profundizó bastante la idea de que había una historieta dibujada por muchas manos dentro de la historieta que leía el lector. Pero era un lío incorporarlos a los libros porque se necesitaban varias autorizaciones y búsquedas y debieron ser quitados. Seguramente habrían dado mejor cuenta de lo que intentábamos decir sobre este tema.
-Por otro lado, y más concretamente, en obras como Boy Vampiro o Video inferno, ofreces una reformulación de los tópicos del género de terror donde los papeles destacados son para personajes desarraigados, desasistidos o con taras. Al mismo tiempo, son obras en las que se observa cierta fascinación por la cultura norteamericana y la británica. ¿Sirve esta perspectiva para reflexionar sobre lo inhóspito de la sociedad urbanita actual? ¿Qué aspectos diferentes y únicos puede aportar el cómic en esta dirección?-Los superhéroes creo que no son para uno que escribe guiones desde ese arrabal remoto que es la Argentina. El niño vampiro que quedó cristalizado a los diez años pero intelectualmente sigue creciendo sin poder ver nunca que se desarrolla también su cuerpo, condenado a no conocer el amor físico, era una idea atractiva. También la de la animadora de televisión que acerca a los niños con mensajes satánicos. Que esta segunda historia fuera observada por un mediocre detective privado me pareció que enriquecía el misterio.
He leído mucho a los británicos y a los norteamericanos, no solo en las historias de género. Los dos tienen literaturas muy poderosas que hay que seguir de cerca. En Inglaterra, autores como el primer Ian Mc Ewan (el de PRIMER AMOR, ULTIMOS RITOS ó JARDIN DE CEMENTO), o Hanif Kureishi, o más recientemente algunas cosas de Zadie Smith, muestran un camino interesantísimo para adueñarse una y otra vez de los niños pobres de Dickens, por ejemplo, mostrando que los personajes más desvalidos son invariablemente los más ricos como criaturas a ser construídas.
En Estados Unidos, la irrupción de A.M. Homes o de Hanna Tinti nos revela que el sexo moderno puede incluir perversiones hasta con las Barbies, mientras algunas películas de Tod Solondz revelan aspectos siniestros que están escondidos casi en la superficie de las clases medias que van a misa los domigos. Los vampiros, los perversos, los drogones, los locos, los borrachos, los que tienen el alma hecha trapos siempre fueron mis héroes.
-Ahondando en este tema, en Relecturas macabras, parece como si te atrajeran los personajes desprovistos de amor, o de capacidad para amar. ¿Por qué crees que resultan tan atractivos en la era de la máxima conectividad informativa el tema de las carencias afectivas?
-Las conexiones que hemos logrado con la tecnología no llegan a superar las carencias afectivas. Tal vez estemos cada vez más solos, más abandonados, más encerrados en esa burbuja de nuestra pobre cabeza delante de una pantalla de cristal líquido, ¿no?
-Con Chicanos, además, usas el género negro para mirar hacia la cultura estadounidense a través de un cristal deformante que, posiblemente, esté más cerca de la realidad que muchas otras miradas. Aquí, de nuevo, el rol protagonista muestra desarraigo, además de que es mujer, fea y pobre. ¿Porque tanta vulnerabilidad?
-A cada pregunta me parece que estoy contestando lo mismo: porque los verdaderos héroes son Oliver Twist, Huckeberry Finn, Jean Valjean y no los generales triunfantes.
-En Fulú, por el contrario, presentas una figura femenina tejida de belleza y seguridad en si misma. Una mujer que, aún siendo esclava, será capaz de ser dueña de su propio destino. Raíces africanas en una obra en la que la figura femenina, la magia y la alteridad se erigen en los elementos sustanciales y definitorios en respuesta a un arte de lo invisible, de elementos marginales capaces de adquirir voz propia. ¿Podemos hablar de un contrapunto efectivo a los héroes decimonónicos de la literatura tan presentes en la historieta clásica? ¿Hasta que punto supone Fulú una suerte de liberación de los sempiternos tópicos esquemáticos de la Aventura?
-Construir personajes femeninos aventurables es interesantísimo. Me parece que lo he hecho más de una vez. Fulú tenía un cuchillo grabado en la frente, tenía el pelo blanco que contrastaba contra su piel oscura, se movía con la gracia de las negras y desde que fue tomando conciencia de la situación en que se encontraba sólo luchó para volver a ser libre.
-Las ya mencionadas Fulú y Lisa se acercan más que la pobre Jalisco (quizás una parodia bienintencionada de esta misma concepción) a tu arquetipo de lo femenino desarrollado en personajes posteriores como Cybersix, Clara de noche, Cicca, o, la más reciente Angustias. Mujeres tenaces y decididas alejadas de la concepción clásica del partenaire de historietas. Sin embargo, nos llama la atención que no encarases papeles femeninos protagonistas antes de finales de los ochenta, ¿por qué?
-Custer es del ´85… Probablemente fue ahí cuando me di cuenta de lo interesante que era trabajar con protagonistas mujeres. Y ahora, cada tanto, insisto. Y cuando los aires de la tragedia me empalagan como ciertos dulces, me gusta, me gusta mucho, avanzar en la parodia, en la farsa, en la caricatura, creo. Será para compensar…
No sé si Angustias tiene una gran tenacidad. Es una niña consentida, rodeada de gentes perversas, que un dia conoce a un hombre al que amar. Desde la primera viñeta en que aparece sabemos que ha nacido para sufrir. Y lo hará, van a ver con qué ganas. (mañana, la tercera parte)
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