lunes, 16 de enero de 2012

CARLOS TRILLO DEL SIGLO XXI, por Manuel Barrero y Javier Mora Bordel

Sexta y última parte de una extensa entrevista realizada para Tebeósfera en Septiembre de 2007.

-También en estos últimos años has trabajado con el virtuoso Horacio Domingues, en Le Monde des Nombreux Noms o en La mauvaise Fée, por ejemplo. Esta última obra aparece en un momento de fiebre por el fantasy, con Tolkien y Rowling concitando legiones de fans. Tu mirada, sin embargo, parece más pendiente de Carroll o de Barrie, menos interesado por la amalgama que por la deconstrucción de la literatura fantástica clásica, aparte de reconducirlos hacia el relato con ramalazos de género negro..

-Un muchacho nacido en el mundo equivocado de los gnomos y los dragones se enamora de una estrella de rock. Hay un asesinato en el mundo de las hadas. Tampoco yo creo que tengan que ver con Tolkien o con Rowling, y que tal vez sí más con los viejos autores de fantástico, sobre todo los ingleses. Domingues es notable para observar esos mundos fantasiosos, dan ganas de escribir esas historias si uno lo tiene a él como coequiper.
Hay otra historia que nos gustó mucho hacer, El Hotel De Los Suspiros Profundos, que cuenta la historia de un hotel en el que hay un tunel que une dos mundos muy distintos entre sí. Es bastante difícil de publicar, me parece, porque tiene doscientas páginas, y solo la han leído en esos semanarios italianos pequeñitos de la Eura Editoriale hace más de diez años.

-En la misma línea de razonamiento, Pourquoi les chevaliers ont disparu, con Domingues también, nos retrotrae a los cantares de gesta y la novelística de Sir Walter Scott pero con un marcado tono paródico, tanto que se aleja del público juvenil para acercarse a Bocaccio o a Chaucer. Y, de repente, aparecen esas alusiones a Astérix o Batman... ¿qué público era el objetivo de este trabajo?

-El libro fue una recopilación de historias, tal como el caso de las historietas de terror breves que hicimos con Risso. La pregunta del título: ¿Por qué los Caballeros Han Desaparecido? resumía un poco la idea general de que en estos relatos todo salía muy mal para los caballeros: los hacían cornudos, sus escuderos se llevaban la gloria, el ogro se los comía, la doncella no era doncella y estaba enamorada del dragón, y así…
No se me ocurre que hayamos pensado en un lector específico al hacerlas. Más bien eran vivencias personales e irónicas acerca de ese mundo de la caballería que tanto hemos frecuentado.

-La Marque du Péché es una obra histórica, ambientada en la Guerra Grande de los 1840, que parece discurrir muy en la línea de la gravedad de la bd historique francobelga, eso sin tener en cuenta sus tonalidades sepias tan del gusto del público galo últimamente. ¿Era éste un proyecto acariciado por ti o propuesto por los editores de Albin Michel?

-Albin Michel propuso una consigna: necesitaban una historia romántica (de la época de los escritores románticos, se entiende). Los años de Rosas se corresponden con los del Romanticismo. En Argentina, los románticos eran enemigos de Rosas y escribían versos encendidos en contra del tirano. Se me ocurrió ambientar esa historia romántica en Buenos Aires, con el amor imposible de un unitario (encima francés, durante el sitio de Buenos Aires por la escuadra gala) y una federal. El período era muy violento, los marzorqueros, jinetes parapoliciales de Rosas, mataban enemigos en las calles mientras un general un poco estúpido, Juan Lavalle, preparaba una invasión a Buenos Aires desde Montevideo. A esos años se les llamó “los años del Terror”. Pude llevar el romanticismo a lo Victor Hugo a un sitio conocido, mi país, pude incorporar algunos personajes históricos, incluídos los dos contrahechos bufones de Rosas y los indios que ya habían comenzado a ser perseguidos para que los terratenientes de la provincia de Buenos Aires se pudieran hacer aún más ricos explotando sus tierras. Serán tres tomos para contar esta desgraciada historia de amor, con mucha documentación histórica: se incluye este francés perseguido por Luis Felipe por hacer caricaturas en Le Charivari, que ya en Buenos Aires dibuja en un cuaderno sus impresiones sobre esta tierra violenta en la que encontró el amor. Y Angustias terminará cautiva de los indios, tomando los aires de un poema de nuestro romántico mayor, Esteban Echeverría, La Cautiva, gran obra del romanticismo en Argentina. Y tiene importancia el texto de Hernani, la obra teatral de Hugo que dio comienzo al romanticismo y que fue representada en una sala teatral de Buenos Aires sin que Rosas se diera cuenta de que estaban hablando sus enemigos. Con Domingues estamos avanzando muy bien en la historia…

-A título particular debemos decirte que nos ha encantado la alusión, tan oportuna, a Luis Felipe, rey perpetuado por Philipon como el 'rey pera' y bajo cuyo reinado nace la sátira más audaz y principia la historieta en Francia. ¿Casual o un homenaje sentido?

-Algunos dibujantes franceses de los años de Luis Felipe – como nuestro francés que había trabajado en Le Charivari, la revista de Philipon – buscando nuevos horizontes recalaron en la Argentina y, a la caída de Rosas, comenzaron a sacar los periódicos satíricos como Don Quijote y El Mosquito, que dieron lugar a la caricatura local y por extensión a la historieta argentina. Porque fueron emigrantes franceses y españoles los que pegaron la patada inicial para llegar a la historieta argentina que conocemos hoy. No sé si es un homenaje, pero es un hecho histórico que me gustó incorporar…

-Pasión, desarraigo y búsqueda de las razones para existir. Son temas que barajas y que coronan tu categoría como narrador. En Francia te califican ya como un autor de 'roman graphique', lo cual, en parte, es moda. ¿Pero qué piensas tú de esta etiqueta editorial, la de 'novela gráfica'? ¿Posee un valor por sí misma, realmente define un género o va más allá del formato, eleva el nivel de la historieta?

-No sé si me interesa ponerme yo mismo alguna etiqueta. He hecho historias breves, brevísimas, largas, larguísimas. El cómic ha generado autores que aprecio enormememente: Barks, John Stanley, Oesterheld, Hugo Pratt, Tardí. Todos ellos sobresalieron contando historias largas, a veces muy largas. Y también supieron hacer cuentos breves. Pero el aliento de las historias largas es el más apasionante, el que no te pone límites ni estrecheces y te larga a la aventura de entrelazar vidas y peripecias en itinerarios largos y complejos.

-¿Qué preparas ahora para Francia y EE UU, mercados en los que mejor te mueves? ¿Cuáles son tus proyectos más inmediatos al margen de Guastavino con Varela o Red song con Meglia?

-Para Estados Unidos nunca preparé nada. Siempre trabajé de cara al mercado argentino o europeo, en los últimos años el francés porque el italiano parece estar muy apagado. Sin embargo, uno escribe como sabe, lo único que ha de tener en cuenta es si las páginas de que dispone son 46, 92, 160. O si ha de escribir tres álbumes o uno. No se puede hacer la misma cosa para cualquier formato, cada formato impone una métrica de escritura diferente. Los guionistas hemos aprendido a hacer en tantas páginas como necesite el editor la historia que vamos a contar ( y a veces pienso que esa “jaula” es lo único que acepta uno cuando intentan encerrarlo en géneros, en colecciones, en modas que van y vienen).
El Sindrome Guastavino ya ha comenzado a ser publicada en la Argentina por la revista Fierro. Se trata de un personaje por lo menos macabro, que se piensa bueno y justo. Está enamorado de la muñeca que se expone en la vidriera de un negocio de antigüedades porque su padre, cuando era niño, como era un eficiente torturador del régimen militar, maltrataba muñecas para ensayar sus elementos de trabajo. Y eso excitaba al pequeño Guastavino hasta el orgasmo…
Red Song es una historia con niños y monstruos que es una de las buenas cosas que da la química de mis encuentros con Carlos Meglia, en general.
Además, con Mandrafina y con Roberto Dal Prá como coguionista tenemos una historia en desarrollo, cuyo título tentativo es Los tiempos del mal. Se inicia con un prólogo en 1913, y el nudo central transcurre en 1938, ambos años víspera de las dos guerras mundiales. Tiene un tratamiento de los tiempos, de los climas que también se harán ver en el dibujo, que Cacho está realizando con color directo.
Tengo una buena historia de actualidad mundial aprobada ya por editorial francesa pero sin dibujante hasta hoy, estamos haciendo pruebas.
Y una más, bastante desarrollada, Jusepe En America, que transcurre en la expedición a Buenos Aires de don Pedro de Mendoza, ese poderosísimo soldado español que intentó llegar a América en busca del tercer tesoro para la corona española (ya habían conquistado Perú y México). Pero el tesoro no existía en el sur, esta tierra que lo esperaba no era fructífera, la sífilis acababa lentamente con su vida, el hambre obligaba a los hombres a comerse a sus propios
compañeros, los indios los acosaban, de 1400 hombres quedaron menos de 400. Y hay un relato de Ulrico Schmidl, marino alemán que vino con los barcos, contando las alternativas de esta expedición desgraciada, que no tiene desperdicio. Lo dibujará Pablo Túnica que ya ha hecho unas muestras muy bellas.
Con Peni, o Penizzotto, estamos trabajando en una historia que se titularía El Monstruo Indeciso y en otra con una curiosa relación amorosa entre sexos, digamos, incompatibles (¡otra vez!).
Y hay una historia tomada de los tangos, la de las putas francesas que llegaron a Buenos Aires a fines del siglo XIX que ya ejercitamos con Túnica en un relato breve para la revista Fierro, que está esperando un desarrollo.
Y veremos de convertir en un libro El Conejo De Alicia, breves historias de dos páginas que hacemos con Maicas y dibuja Mandrafina para la revista Fierro en esta nueva etapa que empezó hace menos de un año.
Nada más. Perdón por la paliza.

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