miércoles, 30 de mayo de 2012

COSECHA VERDE, por Oscar De Majo

A la hora de reseñar la obra que nos ocupa, más que nunca hay que recordar el verdadero significado de la palabra “reseña”: una reseña es un testimonio de un crítico en el que se describe una obra, y necesariamente debe reflejar la interpretación y evaluación de quien la realiza, con el objeto de despertar el interés de acercamiento al original. Yo agregaría, además, que sería recomendable que reflejara, de alguna manera, un panorama del entorno en el que esa obra fue creada o dada a conocer.
Este primer párrafo tiene como objetivo principal echar por tierra las expectativas de quienes esperen leer un resumen de Cosecha Verde. Reseñar no es, de ninguna manera, resumir un argumento. Y resumir el argumento de la obra maestra del binomio Trillo-Mandrafina sería una falta de respeto (otra). Casi una herejía... Una gran patraña...
No obstante, a modo de introducción, va un comentario –casi resumen, más bien síntesis apretada- del argumento, para entrar en clima... La historia se desarrolla en La Colonia, un país de América del Sur gobernado –es una forma de decir- por una eterna dictadura (cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia...). El tirano tiene al pueblo de su país engañado con una gran mentira (no patraña): que su sobrina, con la que tiene relaciones sexuales, es una virgen impoluta y milagrera, engaño que sostiene con la complicidad de un escritor, y que de paso le sirve para fomentar la castidad como virtud, a fin de evitar la multiplicación de un proletariado que no le conviene. Solamente unos guerrilleros misteriosos, perdidos en la montaña, conocen la verdad... Y hasta aquí llegamos, porque el atractivo de un verdadero resumen es nunca concluirlo...
Después de esta brevísima introducción, lo primero que debo hacer, partiendo de “la gran patraña”, es desmentir versiones tejidas en España sobre su título. Dice Francisco J. Ortiz[1]: “Pero esta, La gran patraña -que en un principio iba a llamarse Cosecha verde en homenaje a la fundacional Cosecha Roja de Hammett- es una obra mucho anterior, publicada por la editorial vasca Ikusager a comienzos de los 90, y que consideramos digna de recuperar para el fan del género.” Dice también el Diario Digital Independiente de Villena, en su edición del 10 de marzo de 2009: “el tebeo se tituló en principio Cosecha verde, como rendido homenaje al padre del género...”.
Ediciones distintas de esta obra en diferentes países: la española, titulada La gran patraña, la francesa titulada La grande arnaque, la alemana titulada en inglés The Big Hoax e, incluida al comienzo de esta reseña, la italiana, ésta con un título diferente de todas los demás: Frutto Acerbo.
Cuánta soberbia la de algunos editores al cambiar un título original de una obra de arte por uno falso, en el mismo idioma, simplemente porque les gusta más o porque consideran, menospreciando a sus lectores, que no van a saber apreciarlo... O peor: por pensar que el único buen español que se habla en el mundo es el de España... Y cuánta soberbia y falta de información la de algunos críticos al creer que una historieta argentina vio la luz en España, simplemente porque fue la primera vez que se recopiló completa en un volumen; y que “se iba a llamar” o “tuvo en principio” otro título, suponiendo que el que sus compatriotas incrustaron de manera arbitraria es el verdadero o definitivo...
Es una irrespetuosidad decir que Cosecha Verde es un título “provisorio” de La Gran Patraña y descalificarlo como título original y único. Primero, porque no es verdad; segundo, porque estamos omitiendo el expreso homenaje a Hammett que los autores quisieron dejar expreso en el título; y tercero, porque Trillo y Mandrafina jamás hubieran elegido un título tan vulgar, tan obvio y vacío de significado, tan “gil”, como dice el propio Cacho. Que quede claro: Cosecha Verde no se llamó ni se llamará nunca La Gran Patraña. La verdadera y única patraña es la esos trasnochados editores que perpetraron tal engaño. Y la de los que lo mantuvieron en nombre de quién sabe qué...
También es una falta de respeto decir que la obra fue publicada por primera vez en España por una editorial vasca, simplemente porque la versión de Ikusager precedió un par de años a la recopilación definitiva de Colihue (1995), dentro de la excelente colección “Narrativa Dibujada”, serie “Sobrevivientes” (a pesar e todo...).
Y la versión francesa (La Grande Arnaque, 1998) y la inglesa (The Big Hoax, 2001), ayudaron a perpetrar esta gran patraña en otras latitudes. Injusticias que se cometen porque hay países que tienen mejor prensa que otros...
La pura y gran verdad es que Cosecha Verde, una obra maestra en su género -el negro-, y en su medio -el cómic-, la novela gráfica que se erige como la irrupción del boom latinoamericano literario de los sesenta (el realismo mágico) en la historieta, se gestó entre fines de 1989 y principios de 1991 en Buenos Aires. En principio, fue pensada para ser publicada en Italia por la editorial Nerea, que la tituló Frutto Acerbo –“Fruto verde”- respetando casi al pie de la letra el título con el que fue concebida. Sin embargo, en forma casi simultánea, vio la luz, por entregas, a partir del número 7 de Puertitas (una de las mejores revistas de historietas y humor de los últimos tiempos, fundada y dirigida por Carlos Trillo), en septiembre de 1990, con su título original y único, como puede verse en la portada que se encuentra a la derecha de este texto.
En resumen, la publicación de “Cosecha Verde” en Puertitas es la primera en español, y este es, sin discusión, su título original.
Pasada la rabieta inicial, cambiemos el enfoque y vayamos al análisis. Dice Juan Sasturain, en la introducción al tomo recopilatorio de Cosecha Verde[2]: “Aunque antes, desde los ´70, habían trabajado mucho y bien juntos [Trillo y Mandrafina], es de suponer que en algún momento habrán sentido lo mismo que experimentamos todos sus lectores: con Cosecha Verde habían conseguido una obra maestra definitiva”. Y efectivamente, aunque fueron equipo en El Husmeante, Piñón Fijo, Peter Kampf lo sabía, los geniales Fratelli Centobucchi, El mago, Dragger, en esta obra alcanzan una perfección que los convierte en un clásico de la historieta de los 80/90 (me atrevería a decir de todos los tiempos), gracias a su extraña combinación, amalgama entre: un maravilloso, exuberante y terrible sabor tropical (mezcla de una deformada historia argentina reciente y de republiqueta bananera), elementos de historia de amor (más precisamente de radioteatro, telenovela o folletín), la novela negra, al estilo Hammett, el “bolero” (como la llama Trillo), la fábula política descarnada, el realismo mágico latinoamericano, al estilo de El Señor Presidente, de Miguel Ángel Asturias, de Yo el Supremo de Augusto Roa Bastos, el esperpento hispánico de El Tirano Banderas, de Ramón del Valle Inclán.
Sigue Sasturain (vale la pena transcribirlo, y hacer nuestras sus palabras): “Como siempre, ni Trillo ni Mandrafina se permitieron la tentación ´realista´ ni la solemnidad de la moraleja o el mensaje. Desde el principio, imponen la soberanía del relato y hacen de La Colonia un espacio y un tiempo levemente desrealizados [...]. Así, durante la metafórica noche interminable de la dictadura conviven, son posibles y verosímiles, los autos del treinta y del cuarenta con un dictador tipo fin de siglo y guerrilleros sesentistas”.
De todas formas, prefiero no ahondar en datos que posiblemente se repitan en esta misma revista virtual, en las muchas entrevistas y notas dedicadas a Trillo y a Mandrafina. El objetivo central de esta reseña es rescatar el título único y real de esta maravillosa obra, y su aparición “por entregas” en Puertitas. Y también destacar detalles que la novela gráfica no podrá nunca reflejar.
A las pruebas me remito: en cada una de las entregas, la pluma de Trillo pone un número y un título al “capítulo” y hace una maravillosa presentación (en la primera) y un resumen de lo ya publicado (en las siguientes), que son imperdibles. En la “Splash Page” de la presentación (además de verse, con letras muy grandes, el título Cosecha Verde) podemos leer:
“Capítulo 1: La Virgen Intocada: Presentamos una aventura de aliento espeso, de diálogos barrocos, de calores tediosos, de siestas prolongadas. Un largo bolero que, en 126 páginas, contará la verdadera historia de Donaldo Reynoso, ese fracasado ex policía, que tuvo la desgracia (entre otras desgracias) de conocer a Malinche Centurión, la Virgen Intocada, creación cumbre debida a la pluma de Melitón Bates, el genio del radioteatro. Casi todo es falso en La Colonia: el poder del Gran Títere, la piedad del Obispo, la virginidad de la heroína. Sin embargo el cuento respira –cuando lo dejan respirar- toda su verdad...”
Otras entregas nos deleitan con títulos como “Vuela, vuela, tierna avecilla”, o “La noche más larga del mundo”, o con resúmenes folletinescos como este: “Convertida por obra y gracia de Melitón Bates en la comehombres de Guayana, Margot Ardor, Malinche Centurión logra engañar al Iguana [...]. El frío asesino de piel de reptil y lengua bífida vaga ahora por las calles con el deseo ardiendo en sus entrañas: ´¡Serás mía, Margot Ardor!`, exclama mientras destripa una flor [...]. Y el sol que se niega a terminar con esa larga noche que se ha abatido como un terrible presagio sobre nuestros protagonistas...”. Si solamente existieran los resúmenes de cada capítulo y sus títulos, estaríamos igual en presencia de una obra maestra...
Como cierre, me gustaría copiar la semblanza (o “pincelada”, como él la llama) que Trillo hace de “Cacho” Mandrafina antes del inicio del primer capítulo:
“De Mandrafina se dicen muchas cosas. Que nació en el 45, que ha dibujado Savarese, Los Misterios de Ulises Boedo, las Historias Mudas, El Husmeante, Morgan, Meter Kampf; que es un dibujante teatral para oponerse a tanto preocupado por la secuencia cinematográfica, que maneja el pincel como nadie, que pone las sombras de una forma inquietante, que finge ser un clásico, que sus personajes se mueven casi quietos, que nadie hace los primeros planos como él, que en un detalle (un botón, un cigarrillo, un par de pies subiendo por una escalera, un sombrero con una flor, una mano crispada) cuenta más cosas que en una carga de la caballería ligera... Produce un poco de picazón que todas las cosas que dicen de Mandrafina sean ciertas...”

Publicado originalmente en el sitio Tebeósfera en Diciembre de 2009.

1 comentario:

  1. de lo mejor que se hizo en esa epoca,una historieta memorable tanto en guion y creacion de personajes como en el maravilloso dibujo de mandrafina,joya nacional

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