En Diciembre de 2010, los lectores de Fierro tuvieron la oportunidad de hacer llegar al blog de la revista todas las preguntas que quisieran y Trillo las respondió, una por una.
Hoy, la primera parte de esta jugosa “entrevista colectiva”.
Pablo Zambrano: Me llamaron la atención dos historias publicadas en Fierro con Túnica y Bobillo como dibujantes… ¿qué tanto hay de autobiográfico en ellas?
CT: La cosa empezó en una reunión en la que había algunos compañeros de mis años en la publicidad. Yo trabajé como creativo de agencias entre 1968 y 1972. Ahí fue cuando salió Satiricón y me ofrecieron trabajar en la redacción. En 1974 pasé a otra revista, Mengano. Y en marzo de 1976, la dictadura de Videla la clausuró (antes, Isabelita había clausurado Satiricón) y se acabaron por un rato las revistas de humor y sátira política para mí. Volví, pues, a las agencias de publicidad donde estuve empleado como creativo durante todo el período militar.
En esta reunión que te decía nos preguntamos cosas sobre nosotros mismos en esos tiempos de mierda. Y ejercitamos un poco la memoria. Vos viste que hay como un aire de no dejar que el olvido se apropie de aquella parte siniestra de nuestra historia, y por ahí eso despertó alguna de las neuronas que se me encienden cuando hay algo para contar cerca del lugar. O fue porque nos acordamos de anécdotas entre divertidas y siniestras, o porque digerir lo que
vivimos sigue siendo difícil treinta años después. La cosa es que me metí a garabatear estas historias. Tienen algo, poco, de autobiográfico. Y por ahora escribí esos dos que decís, que salieron en Fierro y en una revista italiana que se llama Animals. Los de Animals piden más y en el número de noviembre 2010 dijeron, en la presentación de la que dibujó Bobillo que “seguramente” esperé la justa distancia de la tragedia para contar estos “brevi racconti”. Pero el disparador fue esa reunión que empecé contando. Ahora, si me preguntás por qué ahora salió ese tema en una reunión, empezamos de nuevo y podemos estar hasta mañana divagando sobre el tema.
Pablo Zambrano: ¿Había algo de autobiográfico en algunos capítulos del Loco Chávez?
CT: El Loco Chávez tiene poco de autobiográfico. No soy hincha de Racing, un elemento que le vino tan bien a la historia, ni conocí a Pampita, que solo flotaba en la imaginación del dibujante. Malone, el amigo del Loco, era una especie de caricatura de Guillermo Saccomanno y decía, como él cuando se ponía nervioso: “¡Soy una albóndiga de napalm!”. Tenía, seguramente, gestos de mucha gente, formas de pensar, de moverse. Dicen los que estudian el alma que es más fácil mirar a los demás que a uno mismo.
Pablo Zambrano: Hace años leí de su (justificado) enojo por lo que robaba la serie Dark Angel de Cybersix ¿llegó a haber juicio?
CT: Dark Angel fue una copia de Cybersix, sin duda. No pudimos hacer un juicio porque había que iniciar la demanda en Los Angeles y nos hubiera costado lo que no teníamos llevarlo adelante.
Brrs: ¿Cuáles son tus películas favoritas?
CT: Desde hace una semana o así, estoy enamorado de una idea de Nanni Moretti. No vi la película y ni siquiera se estrenó todavía pero se trata de un papa que tiene una crisis de fe y Moretti protagoniza al psicoanalista que llaman los del Vaticano medio en secreto para ver qué le pasa al pobre viejo. ¿Sabés la historia maravillosa que se puede escribir con esa consigna?
Me gusta Nanni Moretti, me encantó Palombella Rossa y me gustaron CaroDiario y Abril. Lo que me lleva a decirte que amo el cine italiano. Nunca me voy a olvidar la cara de Alberto Sordi cuando lo están por fusilar en La Grande Guerra. Lo que, a su vez, me lleva a Mario Monicelli, el viejito observador y directo que se suicidó el otro día en Roma. La Armada Brancaleone, Amici Miei, Los desconocidos de siempre, I Compagni, el documental sobre Nino Rota. Siempre me gustó mucho la commedia all´italiana y, de todos, siempre preferí a Monicelli.
Bueno, podría estar horas con este tema y, por lo que veo, el cuestionario es largo. Por eso te voy a nombrar películas de las que siempre me acuerdo: Cuando huye el día, de Ingmar Bergman, Pajaritos y pajarracos, de Pasolini, El Cochecito, de Marco Ferreri (¡con guión de Rafael Azcona!), todo el ciclo de Antoine Doinel de Francois Truffaut, Muerte en Venecia, de Luchino Visconti, esa preciosura llamada Daddy Nostalgia, de Tavernier, también con Dirk Bogarde (como Muerte en Venecia), El Muerto, que fue la última de John Huston. Y como ven, me salteé algunos años y no llegué ni al ´90.
Termino: en los últimos años las que más me gustaron son películas de Michael Haneke: La Profesora de Piano, que es del 2002, y Caché (Escondido), del 2005.
Matías: Quería preguntarle sobre la antigua dupla Trillo/Altuna. ¿Por qué no hizo más nada con Horacio Altuna, hubo alguna discusión de por medio? Con Las Puertitas del Sr. López, Merdichesky, El Loco Chávez, Charlie Moon o El Ultimo Recreo, ¿fueron todas ideas suyas o Altuna también aportaba ideas a sus guiones?
CT: Altuna dibujó guiones míos que se publicaron en diarios y revistas de mucha venta. En un momento se fue a vivir a España y al tiempo decidió que ya no quería dibujar más el Loco Chávez. Con lo que dejé de escribirle los guiones y él empezó a escribir sus propias historias.
Matías: De todos los dibujantes que han trabajado durante toda su carrera, a su criterio personal, ¿con cuál de todos se quedaría?
CT: Trabajé y trabajo con varios dibujantes. Sería incapaz, en serio, de elegir uno como mi favorito.
Desde tiempos inmemoriales me divierto trabajando con Mandrafina y con Bernet. Los entiendo, me entienden, llegamos a formar tándems muy sólidos.
Bernet dice que no le gusta la ciencia ficción pero juntos hicimos Custer. Es capaz de ironizar, de caricaturizar su propio dibujo hasta límites increíbles. Puede hacer un tipito que parece sacado de un dibujo de Ianiro y ensamblarlo a la perfección con las figuras realistas que tiene alrededor.
Mandrafina es uno que la tiene reclara. Sin duda es uno de los dibujantes que mejor cuenta su “teoría de qué carajo estamos haciendo con estas figuritas”. A Cacho hay que escucharlo, siempre. Y si le pedís que dibuje un tipo con cara de culo o a un cura que le pega con un crucifijo a su hermano para que le entre la palabra del Señor, sentáte y esperá un rato el resultado. Te va a dejar con la boca abierta, vas a ver.
Me gustó siempre mucho trabajar con Meglia porque los encuentros de trabajo con él me despertaban cosas que yo no suelo desarrollar, más fantásticas, con trompeta en vez de con guitarra. Red Song, la última historia que hicimos juntos, es de lo que más me gustaría que se vea por acá.
Con Risso estamos volviendo a trabajar juntos y sigue siendo un placer enorme. ¡No le hace asco a ningún tema, el tipo! Siglo XVII, guerra de la Independencia, ciencia ficción trash, policial con elemento sobrenatural, boliviana villera (ahora). Le contás una historia que te está viniendo, dice siempre que sí. Y le pone esos negros mágicos, qué se yo, y esas expresiones llenas de calidez, casi inconcebibles en un estilo que a golpe de vista parece frío y al final de frio no tiene nada.Bolita, que es el nombre de la historieta que se empieza a publicar en la Fierro de diciembre, ya tratamos de usarlo una vez. Nuestro editor italiano de entonces, interesado pero con dudas, nos dijo que el único problema era que en Europa nadie sabía que en Argentina esa palabra es un despectivo por boliviano. Y nos sugirió hacer una chica turca en Alemania porque esa discriminación la tenían clara. Pero como nosotros no, decidimos hacer algo más clásico: una detective mexicana (chicana) en Nueva York. No es la misma historia. Nuestra bolita no es detective sino que limpia casas por hora. Pero tiene una gran curiosidad y se mete en algunos líos que van a ver.
Desde hace menos tiempo me entiendo muy bien con tipos de la edad de mis hijos. Como Bobillo, que discute todo y se entusiasma como un nene y vuela por su estudio y está lleno de chichones porque se pega la cabeza contra el techo. O como Varela, más circunspecto, de estilo detallista y cerrado pero de ideas abiertas como pocas veces había visto.
Y están los más chicos: Saenz Valiente y Túnica, que dibujaron sus primeros álbumes sobre guiones míos y son dos talentos que van a dar que hablar, van a ver.
Hay más, ¿eh? ¿Cómo pensás que voy a preferir a uno solo, Matías?
Matías: ¿Puertitas nunca más va a volver?
CT: Puertitas no va a volver, no, por favor, fue un quilombo hacerla. No quiero ser editor otra vez.
Matías: ¿No hay posibilidad de que se edite acá Spaghetti Bross? Porque no la consigo y solo tengo un tomo, pero en francés y son carísimos, cada tomo arriba de los 110 pesos...
CT: Spaghetti Brothers tiene casi dos mil páginas a las que se suma una suerte de “veinte años después” que fue Viejos Canallas. Sería bueno encontrar un editor que la publique entera y no un pedacito. ¿Hay alguno en la sala?
Matías: Usted tiene un montón de cosas buenísimas que hace para afuera que acá nadie las edita ¿En eso tiene que ver que no hay publico o no porque no se pone de acuerdo con un editor?
CT: Yo no hago cosas “para afuera”. Pero “afuera” se publican muchas historietas, en Estados Unidos, en Japón, en Francia y en Italia, que son los dos que más compran las cosas que yo escribo. Acá, en cambio, se publican muy pocas y no se pagan bien. Sin embargo, todos los autores locales queremos ver nuestras cosas publicadas en argentino. Y así y todo hay montañas de materiales inéditos en el país, lástima. Si querés ser editor y te interesa publicarme llamáme. Seguro que nos ponemos de acuerdo. (Mañana, la segunda parte)
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