viernes, 23 de marzo de 2012

EL ULTIMO RECREO, por Rafael Marín

Esta bellísima historieta de Carlos Trillo y Horacio Altuna demuestra que quizás nunca será posible pasar página. Una bomba en la noche y la humanidad es devuelta a la casilla de salida, envolviendo a los múltiples protagonistas de El último recreo en la pesadilla postnuclear más terrible, en tanto el mundo que parte de cero a partir de esa explosión lo hace también sin guía ni tradiciones, sin referentes y sin cultura. La situación que viven Mad Max y otros ilustres parientes cinematográficos o literarios (Ay, Babilonia o La Tierra permanece) no es más espantosa que esta enorme ciudad anónima, convertida en patio de recreo para los únicos supervivientes de la humanidad: los niños.
Con algún toque de El Señor de las Moscas, los capítulos de esta serie nos van mostrando los esfuerzos de los niños escapados de la hecatombe por sobrevivir en una sociedad que de pronto les ha dado la espalda, una sociedad que no pueden ni saben reconstruir, pues la vida en ese jardín del edén que al principio parecen las calles desiertas va trocándose poco a poco en trampa opresiva donde los distintos grupos se organizan en bandas que extorsionan y roban y matan y explotan, convirtiéndose en remedo de la sociedad adulta cuyo legado tanto temen. Por encima de las disputas por la comida, los abusos de poder de los pequeños caudillos o las bromas inocentes por proteger su reino ("El monstruo") flota siempre el espectro del pecado original, la maldición de morir cuando la pubertad alcance a los niños y la bomba sexual cause su efecto en ellos.
Y ese fantasma del futuro temido aparece en las entregas de la serie desde el principio: la niña que juega a ser madre con su muñeca; la pequeña Andrea del Cuore y sus poses de estrella y su jugueteo con los niños (y qué sintomático verla en la última viñeta de su episodio remedando la pose clásica de Marilyn Monroe en La tentación vive arriba); los cadáveres de niños desnudos rodeados de revistas pornográficas, en claro reguero de actos de masturbación o sodomía; los intentos de violación que acaban en agonía y asfixia. Junto a esa factura terrible de la humanidad hacia sus herederos, el espanto que impide la colaboración, la imitación de los viejos clichés, la búsqueda de una pistola que augure poderío sobre los otros desgraciados ("Con la ayuda de papá"), los intentos de crear una supremacía sobre los demás niños, bien sea por parte de algún adulto escapado a la muerte por su condición de eunuco ("El rey de la ciudad") o de otros niños convertidos sin saberlo en adultos ("El rey Arturo", "El hombre"). Antes de que su desarrollo físico convierta a los pequeños en cadáveres o en imitación de sus padres, es la propia sociedad en ruinas la que hace de ellos cómplices del pasado, condenándolos a repetir los mismos errores que desembocaron en la tragedia.
La sensualidad que desbordan los dibujos de Horacio Altuna refuerza enormemente el peligro de la llegada de la pubertad y esa promesa de muerte o goce sobre la que caminan los pequeños. Los niños no comprenden su pasado ni su futuro, y alguno hasta se niega a admitir el presente en el que vive, prefiriendo arrancar las páginas finales del libro que lee para que el héroe no muera, incapaz de unirse al héroe que pudo ser su amigo y quizá causando sin quererlo su ejecución. En el éxodo inevitable de la ciudad envenenada al campo se halla un capítulo magistral, "Cosas que quedan en el camino", quizás la primera reflexión de los niños sobre su situación, la renuncia inevitable a todo aquello que un día tuvieron: juguetes, ropa o videojuegos. Sin saberlo ellos mismos, es la primera decisión racional que los convierte en adultos. Y qué hermoso ese final abierto, donde Trillo y Altuna nos convencen de que pesa más la libertad y la elección de la vida y el despertar de los sentidos que la amenaza inevitable de la muerte.

Publicado originalmente en el blog Bibliópolis.

6 comentarios:

  1. Me dieron ganas de leer ésta historia! Voy a ver si logro conseguirla.
    El otro día, lamentablemente, descubrí un blog que es el opuesto a éste. De terror!
    Javier.

    http://revistareplicante.com/artes/comic/carlos-trillo-el-hombre-que-quiso-reinar/

    http://revistareplicante.com/artes/comic/desaparecidos-de-la-historieta-argentina/

    http://revistareplicante.com/artes/comic/buscando-el-canon-oficial-de-la-historieta/

    http://revistareplicante.com/artes/comic/secretos-de-familia/

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  2. Sí, lo conozco. Es válido, es otra mirada que también deja muy en claro desde dónde opina y por qué.

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  3. Entre recién a la pagina y el loco tiene razón, Sasturain es un boludo, tira mierdas de Wood, pero bien que cuando hizo en su programa muuuyyyyy pobre de Continuara.. ahí lo llamo, pero lo llamo al pedo, porque no lo dejo ni hablar a Robin, y admitamos que Trillo y Sasturain juntos se estaban encargando y lo consiguieron de hablar muy mal de de dibujantes Argentinos y guionistas, y editoriales, como si todo lo que hacían ellos era perfecto, déjate de joder, me encanta Trillo, pero también hay que ver esta realidad , la realidad de Trillo y Sasturain tirando abajo Columba, que nadie se olvide que Columba fue la primera revista de historieta Argentina con el Tony, pero acá festejamos el día de la historieta con el Eternauta.
    Y la verdad que ese libro que saco Trillo junto con Saccomanno es contar la historia como les convenía a ellos al igual que ese documental horrible y hecho con bronca de Imaginadores.
    Juan.

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  4. Yo recuerdo que Wood habló bastante en ese programa. Hasta le respondió a Sasturain la incómoda pregunta que lo tildó de estar a la derecha de la historieta.
    A mí me gustan más los guiones de Trillo antes que la mayoría de los de Columba. Me gusta que no haya esos bloques de textos interminables, ni esa prosa pretenciosa. Prefiero que haya buenos diálogos. Además, disfruto mucho de la morbosidad de los guiones de Trillo. Vamos, en Columba no había lugar para los guiones morbosos de Trillo. Columba era muy pacata. Lo bueno que tenía era que alimentaba a muchas bocas y tenía una gran llegada. Lo malo era el poco vuelo que permitían. Javier.

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  5. Si entiendo lo que dice, pero Columba tenia muchas cosas buenas, un ejemplo fíjense que hace poco como nuevo salio un libro espectacular que contienen tres historietas con arte de Saichann, y una de las tres historietas que comprende el libro esta escrita por el maestro Ricardo Ferrari (del cual nadie habla) y salio en Nippur Magnum, tenia cosas buenísimas, pero como Trillo y Saturain llenaron la cabeza de que Columba era mierda, asi lo han dicho literalmente, y Columba era buena, como todo tenia sus cosas malas, sus historietas hechas a las apuradas, pero ¿acaso Fierro no lo tiene??(pongo Fierro de ejemplo porque es la actual, la masiva), y Wood es demasiada poesía y demasiada historia mete que hoy nadie la comprende y a nadie le interesa saber que es un sumerio, o mitologias sumerias, o nadie le interesa saber que es un gaucho, un cosaco, un turco, un veneciano, por eso en europa le va bien, porque allá les gusta la historia, acá preferimos los guiones vacíos, sin sentido que nos brinda Fierro, el único que sabe escribir es Diego Agrimbau, el sucesor de Trillo!!!!!
    Juan.

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  6. Y bueno, gustos son gustos. Las nuevas generaciones se formarán con el tipo de historias de la Fierro actual y dirán que es así y no de otra manera como deben hacerse las historietas. A mí me gustan las de Trillo y las de sus sucesores.
    Igual, la mejor historieta que leí, es un capítulo de El Golem escrito por Ferrari, publicado en una Nippur Magnum del ´94 o ´95 (en la época que publicaban cosas de Trillo, con un buen coloreado). Javier.

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