Trillo sabía muy bien que yo no hablaba italiano. Pero por alguna razón, supongo que para romperme las bolas, de vez en cuando me mandaba mails en ese idioma.
“Con Dal Prà ci intendiamo tanto bene che non sarà difficile scrivere a
quattro mani. Intanto la sceneggiatura finale sará tradotta in francese, se si scrive metà in spagnolo e metà in italiano non penso che ci saranno problemi.
Auguri e tante belle cose,
Trilo (marcando mucho la ele)”.
Para seguirle la corriente un día se me ocurrió mandarle mi respuesta en un italiano inventado (un viejo juego que solíamos hacer hasta el hartazgo con el amigo Dante Ginevra).
“Benne! Ma... ¿no e complicatti escrivire desde due paese tan distanti? ¿Comme ti ponere de accordo con tuo amicco, eh? ¿Le guioni se scrive in italiani o spagnole? Ma... quanta questione irresoluta. Bonna fortuna, io voglio a manggiare pastafrola.
Arrivederchi.
Agrimbosco”
Para qué… A partir de ahí y por un par de semanas, sólo me escribió en italiano.
Al bucear en los viejos mails de Carlos en busca de algo nuevo que pueda ser interesante para este blog, me sorprendo al comprobar que sólo he utilizado una pequeña parte, menos de un cuarto de los mensajes que aún conservo. Son pocos los que realmente puedo mostrar en público sin traicionar la intimidad epistolar que me confió Carlos en su momento. La mayoría de los mails son de pavadas. Cosas como “hoy, a los 66 años, puedo decir que aprendí a hacer asados, antes me la pasaba tirando baldes de agua a la parrilla”.
Otros tantos son breves notas que acompañan las páginas de algún dibujante que se postulaba: “Mirà estas pàginas de uno que se llama Pablo Túnica. Quiere ver si tengo alguna idea para darle. ¿Sabrá? ¿Vos què decìs? El tipo estuvo en Francia, entiende de qué se trata, ¡hablá!”.
Hay una buena cantidad, también, de los que abundan en referencias y gastadas a diversos representantes de la fauna de la historieta vernácula, que no se pueden reproducir sin ofender a los involucrados. Y por último una variedad de mails repletos de datos más bien técnicos, sobre editoriales, contratos, dibujantes, derechos, etc.
Busco entre los cientos de mails y encuentro muchas frases que puedo aislar. Me quedo con una:
“Uno es como esos malabaristas que tienen girando platitos, cuando uno se está por caer hay que volver y darle movimiento. C´est la vie du scenariste, mon ami”
Tengo más, muchísimas más. Pero me las quedo para mí.
Aprovecho para agradecer a Andrés Accorsi por haberme convocado y espero que mi escueta colaboración haya sido de interés para los visitantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario