Yo tenía ganas de escribir varias cosas: una aventura en el mundo del espionaje, un cuento paródico, las melancolías de un monstruo sensible, un relato que contuviera a la mujer más bella y gélida del universo. Me daba vueltas la idea de poner en alguna parte un relator en primera persona que no participara de ia historia, voyeur invisible y asqueado con los acontecimientos de latrama, siguiendo resignadamente un estricto pedido del editor, que es el que paga.
Jordi Bernet recibía en Barcelona mis cartas, soportando con paciencia estas idas y venidas de mi búsqueda de La Idea Que Nos Hiciera Ricos Y Famosos. Por fin, mientras en su tablero de dibujo se coagulaban las últimas páginas de una nueva aventura de Torpedo y resolvía las sorpresas y petardos postreros y el cañonazo final indicados por el libro de Sánchez Abulí, me contestó: “Hombre, si dudas entre todas estas posibilidades, lo mejor es que las uses una por una en la historieta, que yo me la dibujo”.
Fue La Revelación.
Metí en el guiso a Light, la hermosa insensible a todo.
Hice aparecer a Bold, el enorme, agorilado, grotesco y sensible asesino a sueldo.
Los junté como protagonistas de una delirante confabulación universal, junto a espías fanáticos y venales, turcos alucinados, coroneles de caballería, profesores de arte escénico, chinos, filósofos y otros bichos.
También inserté al narrador, ausente como personaje activo, pero que cuenta todo esto porque no le queda otro remedio, de algo hay que vivir.
Cuando Bernet recibló los primeros tramos de Light & Bold y empezó a crear las figuras y a moverlas con esa fuerza descalabrante de su trazo violen to y sensual, me llamó por teléfono.
-Estoy muy contento -dijo-. Es la primera vez que dibujo una historia de amor.
Prólogo a la primera edición española de Light & Bold (Toutain, 1990)
Salió también en Fierro 44 (1988), con la primera entrega de la historieta en aquella revista.
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